A veces me arrepiento del día en que, casi como un juego, dejé que mi hermana postiza se metiera por primera vez mi rabo en su boca; aquel día estaba triste porque decía que su novio le había dicho que no tenía ni idea de hacer mamadas, y no sabía a quién más acudir para que la ayudara. En aquella ocasión me porté como un buen hermanastro y le permití que me comiera la polla, pero resulta que desde entonces, sistematicamente viene a mí cada cierto tiempo, con las mismas intenciones y diciendo que quiere mejorar su técnica. Yo creo que ya anda un poco obsesionada, y que parece que mi tranca le gusta más que la de los ligues que le van saliendo; pero no me decido a decirle nada, porque es verdad que ha mejorado bastante con esto de las felaciones.
Categoria: hermanas
Visualizaciones: 1.624 vistas